ESTO NO ES UNA TELENOVELA REAL, QUE NADIE SE CONFUNDA. ES UNA HISTORIA IMAGINARIA CREADA POR MI. LAS PERSONAS MENCIONADAS INSPIRAN LA HISTORIA, NO PARTICIPAN EN ELLA. CON ESTA NOVELA ME HE QUERIDO DAR LAS GRACIAS AL ACTOR PABLO MARTINEZ POR LOS BUENOS MOMENTOS QUE ME REGALA SU PERSONAJE EN SUPERTORPE
martes, 23 de agosto de 2011
capitulo 11
Mientras, Bartolomeito ve la tele, Roberta está pendiente de la llegada de los dos hombres de la casa. Ha preparado mesa para los 4. Aunque se pone nerviosa, le emociona. Oye la puerta, se acerca ilusionada pero su sonrisa se le borra del rostro al ver sólo a Juan Segundo.
--¿¿Y Félix?¿es que le pasó algo?
La angustia y la desesperación de su madre, hacen darse cuenta a Juan Segundo que minuto a minuto Félix está más dentro de su madre pero prefiere hacerse el tarado.
--es que hará horario diferente a mi... hoy hará más horas pero a partir de mañana entrará más tarde...
Roberta trata de mostrarse lo menos ansiosa posible por ver a Félix:
--que bueno que si logró trabajo...
--si que bueno --dice Juan Segundo mirando a su madre con cierta complicidad.
Bartolomeito también está contento:
--¡¡eso quiere decir que mi nuevo hermano se va a quedar a vivir para siempre con nosotros¡¡
Roberta suspira enamorada. Juan Segundo acaricia la cabeza de su hermano mientras dice para sí:
--si tú supieras que más que hermano ése lo que quiere es ser el amante de nuestra madre y parece que mamá también es lo que quiere... Nunca me cayó bien Rafael, pero no pensé que mi mamá fuera a superar su muerte tan rápido.
Bartolomeito le habla a su mamá:
--¿verdad es que este fin de semana vas a querer que vayamos todos a la piscina?
--¿todos? --pregunta Roberta.
Juan Segundo le ve el deseo en la mirada y es que Roberta, aunque no quiere, ya está pensando en tener cerca a Félix en bañador, desea que sea lo más pequeño posible. Recuerda lo mucho que le ha gustado verlo medio desnudo y desea volver a verlo. Ella misma se escandaliza por lo que, en pocos segundos, ha pasado por su cabeza.
--¡¡no eres una adolescente¡¡¡no puedes estar pensando estar barbaridades --se reclama pero sólo para si-- eres una viuda y reciente.
--¿qué pasa, mama, hay algún inconveniente? --Juan Segundo.
--No, mamá... Félix ya dijo que sí... ¡¡solo falta que sí¡¡
Roberta sonríe disimuladamente.
Llega el fin de semana y todos, en especial Roberta y Félix, se preparan con ilusión para vivir un día en la piscina, Bartolomeito va tomado de la mano de sus dos guapos hermanos. Detrás va Roberta que mira excitada el trasero del hijo de su marido. Aunque no lo quiere mirar no puede evitarlo.
--pareces una adolescente --se recrimina intentando mirar para otro lado.
Se separan en los vestuarios. Roberta y Félix se intercambian disimuladas miradas de deseo. Los tres "hermanos" se desnudan juntos. Juan Segundo se queda en un amplísimo bañador que no resulta nada provocativo. Bartolomeito enseguida se ríe señalando a Félix. Juan Segundo se lo queda mirando embobado:
--¿vas a salir así?
Félix luce cuerpazo con un pequeñísimo tanga. Hace el que todo es normal:
--¿es que pasa algo?
--a parte que te falta casi todo el bañador no, nada --dice Juan Segundo con ironía.
--es que así no me quedan marcas en todo el cuerpo cuando tome el sol... es más práctico.
--pero no es adecuado... es como si quisieras provocar a alguien... ¿o es que has venido a seducir a las muchachitas de la piscina?
--No, claro que no --dice Félix nervioso.
--pues a mi me gusta... es divertido... --dice Bartolomeito riendo.
--no traje otro en mi maleta...
Juan Segundo sabe que se lo compró el día anterior pero no dice nada, se da cuenta que quiere seducir a su madre y no sabe si debe detenerlo ya que se da perfecta cuenta que a su madre le gusta.
--pues otro día me lo dices a mí y te busco algo más decente... Yo nunca me pondría algo así, no sé cómo puedes--Juan Segundo.
Félix está nervioso pero actúa con la mayor normalidad posible. Roberta ha pensado mucho el bañador que debía ponerse. Deseaba ponerse uno muy sexy para que Félix disfrute pero finalmente sus remordimientos de viuda han vencido a la coquetería y luce un discreto bañador negro. Aún así esa imagen excita mucho a Félix y ni que decir cómo ha vibrado Roberta al ver a Félix. Tanto Juan Segundo como Félix se dan cuenta que Roberta lo está devorando con los ojos. Roberta se excita con la casi desnudez de Félix ya que la pequeña prenda que luce apenas deja nada a la imaginación y mucho al gozo. Roberta apenas puede disimular lo que siente, Félix la mira de reojo. Se bañan los 4 juntos en algún momento que Juan Segundo está más pendiente de Bartolomeito , Félix y Roberta nadan muy cerca el uno del otro y se tocan. Nadan casi al mismo ritmo y el uno al lado del otro, pero en un momento dado Félix se adelanta, ya Roberta lo ha perdido de vista pero de repente ve que él bucea hacia donde está ella y casi se choca. Los dos salen a la vez a la superficie, el cuerpo del uno casi pegado al otro. Se desean, desean besarse. Roberta oye a Juan Segundo y a Bartolomeito y se avergüenza y sale del agua. Juan Segundo fulmina con la mirada a Félix que está ardiendo de deseo.
--¿¿donde vas mamá? ven con nosotros...
--estoy cansada, quiero tomar el sol.
Juan Segundo se acerca a Félix:
--pasó algo con mi mamá? --le dice con voz grave.
Félix se da cuenta que le está reclamando. Traga saliva:
--¿qué iba a pasar?
Juan Segundo lo señala amenazador:
--¡tú sabrás¡¡espero que no defraudes nuestra confianza¡¡
--Yo respeto mucho a tu mamá, la valora, le tengo mucho cariño y nunca la lastimaría...
--¡¡más te vale¡
Aunque Juan Segundo no desea hablar claro para evitar una situación comprometida, sí ha querido pero empezar a hacerse notar para que Félix se dé cuenta que tonto no es y que su mamá no está sola. Bartolomeito se da cuenta que algo pasa entre sus dos hermanos y en seguida se pone entre ellos y los 3 juegan ante las calientes miradas de Roberta a Félix que la mira de reojo. En un momento dado, el guapísimo hijo de Rafael se escapa del juego y se acerca a las escaleras:
--¿donde vas? --le grita Juan Segundo.
--tengo que hacer pis... ahora vengo...
Roberta lo ve salir del agua, todo empapado, casi desnudo: poesía para los ojos, alimento para el deseo. Vibra toda. NUnca había sentido tanto deseo. Roberta se da cuenta que Félix le está enseñando un mundo que hasta ahora ella desconocía, un mundo apasionado y lleno de deseo:
--el Dios del agua... ¡¡Dios... que criatura tan hermosa¡¡él sería capaz de hacerme hacer cualquier locura pero me tengo que controlar...¡¡ --piensa.
Félix se acerca a Roberta muy coqueto:
--¿no te lo pasas bien?
--si, y tú...?
--perfecto.
Félix prepara la toalla para tumbarse, justo al lado de ella.
--¿te vas a quedar aquí? --dice ella que no deja de mirarlo.
--claro... me encanta tomar el sol... para eso he venido... ¿quieres que te ponga crema?
--ya me he puesto yo...
--pero así no va bien... no des mal ejemplo a Bartolomeito , túmbate, que yo te pongo crema...
En realidad es una excusa para tocarla y a ella le encanta ser tocada por ese joven que la acaricia con deseo, con fuerza, con vigor, con lentitud... Los dos jadean, ya que es un momento de gozo para ambos. Ella cierra los ojos y se deja llevar. Desde la piscina Juan Segundo no deja de mirarlos. Se siente algo incómodo, con miedo, de que todo eso que ve en los ojos de su madre y Félix les estalle a ambos y salgan lastimados.
--venga, que vamos a caminar un poco... –Juan a su hermano
--no, yo quiero seguir jugando... --Bartolomeito .
Juan Segundo insiste pero no lo saca del agua. Roberta se estremece de placer por ser tocada por Félix. Él se deja llevar y se sienta sobre ella para hacerla sentir su cuerpo y el deseo es tan grande que Roberta ya no lo aguanta: es besarlo o apartarse de él y así que se levanta bruscamente:
--ya es bastante... --dice ella a él que ha caído sobre la hierba.
Roberta se vuelve a tumbar:
--¿no vas al agua?
--No, me quedo un rato aquí.
Félix se tumba en la toalla de espaldas al sol y su cuerpo está casi desnudo y Roberta está demasiado excitada:
--esto no puede seguir así --dice ella vibrando.
Él la mira sonriente con algo de coquetería.
--¿a qué te refieres?
--tú y yo tenemos que hablar muy en serio --
--si claro... cuando quieras...
--mañana me gustaría que me acompañaras a un sitio.
--donde quieras...
La voz grave de ella le da qué pensar. Él no sabe que pensar, ella lo mira raro. En su mirada se denota la lucha interna que traer para no vencer la tentación que le provoca.
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