martes, 23 de agosto de 2011

capitulo 16





Juan Segundo y Milagros están desnudos en la pequeña cama de la pensión. Acaban de hacer el amor. Los dos no se casan de mirarse y de acariciarse. Están fascinados.
--¿donde estabas tú? siento que eres la mujer que esperaba toda mi vida... --dice él abrazándola y oliéndola.
Milagros besa el pecho del guapo chico:
--tú eres un sueño... un hombre que sólo vi en mis sueños... siempre soñé con encontrarme con un guapo desconocido y dejarme exprimir hasta que él quisiera...
Juan Segundo la mira coqueto:
--¿te parezco un sueño?¿un hombre muy guapo?
Ella lo acaricia.
--lo eres...
Juan Segundo la besa:
--para mi también eres alguien muy especial... No creas que yo soy de los que se acuestan con cuanta chica guapa encuentran... Nunca había hecho esto... acostarme con una chica a la que recién ahora conozco.
--Yo no necesitaba conocerte para desearte, para querer estar en tus brazos hasta morir de dicha y placer.
--¿pero no ha sido solo eso no? digo solo sexo... espero que no seas de esas mujeres que se acuestan con un desconocido y desaparecen.
--claro que no... antes de ti solo hubo uno.
--¿en serio?
--si --dice ella triste.
Él la acaricia:
--no quiero que estés tristes, que bueno que te gusté tanto, lo suficiente como para dejar que sea el segundo hombre en tu vida... Creeme cuando te digo que he sentido algo especial cuando te he conocido... no ha sido sólo sexo... espero que para ti tampoco.
Milagros apoya su cabeza sobre el pecho del guapo chico:
--no me gusta pensar cuando soy tan feliz...
Él no deja de sonreír, le acaricia los cabellos:
--yo siempre supe que el amor a primera vista no falla... yo jamás me he equivocado...
El rostro de él se llena de tristeza. Ella no lo consuela como él a ella.
--yo siempre he amado más de lo que me amaron a mi, espero que contigo sea diferente... No me quisiera llevar una desilusión.
Ella se siente algo de culpa por estar en cierta manera engañándolo porque no puede tener nada serio con él como al parecer es lo que pretende. Ella se siente muy atraída por ese joven, sabe que no puede tener nada serie por él apunto de abortar pero no quiere renunciar a gozar con él.
--¿y dime? ¿que pasa con los chicos de tu pueblo que sólo has tenido un novio?
--en realidad tuve más de un novio pero ninguno fue el que fue mío... Aquel fue un hombre de fuera. En mi pueblo todos los chicos son muy feos... ya sabia que en la ciudad encontaría un chico guapo... guapo y seductor...
--solo soy eso? --pregunta él triste.
Ella no quiere que él se desilusione de ella tan pronto, lo mira y lo besa apasionadamente:
--Ya ha sido una locura dejarte venir aquí, no pensemos en nada... No te puede decir cuan serio es esto que ha pasado,espero averiguarlo... me quedo unos días... si estamos juntos será mejor.--por mi como si te quedas siempre... hace mucho que no me gustaba una mujer como me gustas tú.
Milagros se siente amada y eso le gusta:
--te amo, te amo --dice aferrándose al torso desnudo de él.


Roberta está sola en su cuarto abraza la toalla mojado con la que Félix ha salido de la ducha. No deja de gozar recordando ese momento. Es el momento más feliz de su vida, un momento que se le repite una y otra vez. No quiere sentir que lo ama así que lanza esa toalla contra el piso. Salta de la cama y la pisa:
--¡¡te odio, te odio¡¡
Cae al suelo derrotada de sufrimiento. Está un buen rato llorando. Luego se levanta y se seca las lágrimas:
--¡¡fuera dolor, Félix, murió¡¡ya no existe¡
La felicidad que había en el rostro de la mujer ya ha desaparecido. Vuelve a verse muerta, decaída. Se desnuda, acaricia su cuerpo con esa toalla que huele a Félix. Tira esa toalla al piso:
--¡¡esta ha sido la última vez que pienso en ti¡¡
Luego saca su ropa negra del armario y se vuelve a vestir. Se mira al espejo, de nuevo parece una viuda:
--hace un mes que murió mi esposo y así es como me debo vestir...
La mujer sale de su cuarto y entra en la cocina. Hay mucho por hacer. Lo primero que hace es poner la lavadora. La última ropa que hay en la ropa sucia son unos slips que pertenecen a Félix. Al ver ese prenda se enciende de nuevo la pasión en el corazón de la viuda. con dolor agarra esa prenda tan picante y que cubre la desnudez del hombre. Al sentir el tacto de lo más íntimo de Félix se estremece recordando que lo ha amado, que ha sido suya, que ha vibrado en sus brazos. Aunque le cuesta desprenderse de todos los sentimientos que tiene hacia Félix logra tirar esa prenda a la basura. Se seca las lágrimas tratando de matar el deseo.
--¡¡se acabó, Félix se acabó para siempre¡¡

Juan Segundo tarda en llegar, está muy feliz. Bartolomeito lo abraza.
--¿porqué has tardado tanto? ¡¡te estaba esperando¡¡¡Nuestro hermano se ha tenido que ir a su pueblo¡¡¿¿verdad que lo vamos a ir a visitar?
Juan Segundo fuerza una sonrisa, acaricia en la cabeza a su hermano:
--¿y mamá?
--En la cocina.
Juan Segundo entra y se sorprende al ver a su madre, de negro. Tan dolido o más como el día que murió Rafael.
--mamá ... --le dice con la voz rota.
Ella no puede evitar que se le escape algunas lágrimas. Juan Segundo cierra la puerta de la cocina para que Bartolomeito no oiga lo que tienen que hablar. Juan Segundo abraza a su madre:
--mamá... te veías tan feliz... no me gusta verte destruida.
Roberta llora en sus brazos:
--soy una mujer viuda... es lo lógico que esté destruida.
--no mamá, porque tú amas a Félix.
Roberta se aparta de él:
--¡¡¡te lo dijo...¡¡esto es el colmo¡¡¡¿también lo sabe Bartolomeito ¡¡
--¡¡sí me lo dijo pero no es por lo que piensas¡¡
--¡¡tú no lo conoces¡¡ --dice ella con odio.
--él me contó, sé de todo lo que pasó con Rafael y que él se quiso vengar pero sé que es sincero cuando dice que te ama y que no fue una venganza cuando estuvo contigo¡¡
Roberta se da la vuelta, no lo quiere escuchar:
--Mamá, yo supe que a él le gustabas desde el primer día que te vi... Además... si ya se vengó... ¡¡¿que gana con seguir fingiendo que te ama?¡
--¡¡No lo sé pero nada bueno¡¡ --llora ella.
Juan Segundo se pone frente a su madre y le dice:
--Félix ha sido muy valiente al confesarme la verdad a mi... si tú lo amas, lucha por él¡¡¡No estés así de destruida cuando puedes ser feliz¡¡¡entiende a Félix... Rafael se porto como un cerdo con ellos, tenia derecho a querer vengarse¡¡
--¡¡tu le tenias mala voluntad a Rafael... por eso te prohibo que hables más de mi marido y está prohibido mencionar a Félix¡¡¡
--pero es que...
Roberta no lo deja seguir:
--¡¡prohibido¡¡
Juan Segundo da un beso en la mejilla a su madre:
--yo sólo quiero que seas feliz.
Roberta se queda sola, destrozada. Lanza contra la pared una olla muy grande para desahogarse.

En la noche, Félix ha hecho horas extras para llegar muy cansado. Desea tumbarse y dormir para olvidar. Olvidar su dolor. A pesar que se duerme en seguida tiene un pensamiento para Roberta. Por su lado, Milagros está feliz. Piensa en Rafael. Se arrepiente de haberse dejado llevar:
--ojalá Juan Segundo hubiera sido el primero.
pero luego piensa que de no ser por lo que pasó con Rafael nunca hubiera conocido a Juan Segundo. Él no deja de pensar en ella, los dos se duermen con una sonrisa.



Días después... Juan Segundo y Milagros han hecho el amor. Ella se está vistiendo, él está desnudo sobre la cama. Ella le tira la ropa. Le insiste en que se vista, en que se tiene que ir.
--¿como que me tengo que ir...?
--es que tengo una cita...
-¿nos vemos mañana?
--mejor no, en unos días...
--porque qué pasa? he tomado el día libre para estar contigo... ya no me conformo con estar contigo a ratos...
--pues has elegido un mal día.
Milagros hecha a Juan Segundo de malos modos de su cuarto. Él se va muy triste. Desea saber lo que le pasa y se esconde para ver donde va. Ve a Félix, se dirige hacia esa misma pensión. Piensa que es una casualidad que esos dos estén en la misma pensión. Pronto baja Milagros y besa a Félix. Los dos se muestran muy cariñosos. Juan Segundo tiene el rostro desencajado con la rabia.



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